lunes, 19 de noviembre de 2012

Explosión




  1. Me revelo ante los otoños de tu lengua
    que agonizan en su efímera fragilidad.
    de esta mano en pleno deseo.
    de disolver la rispidez a dentelladas

    Por eso hago esta erupcion de aliento.
    para buscarte entre lo extraño del mundo,Enlace permanente

    ...
    para crearme caminos a tu nombre.
    que disloquen la tristeza..
    por eso me acerco a tus poros.
    y a los surcos tu memoria

Génesis



  1. A Sofía.

    Y dijo Dios, en pleno regocijo de su perfección:
    Háganse tus ojos,
    Y tus ojos
    Fueron.

    En su completa, absoluta benevolencia,
    ...
    Advirtió que tus ojos eran buenos
    Y separó tus ojos
    De la oscuridad.

    Y tus ojos brillaron
    Con luz
    Propia.

    Dijo Dios: hágase tu sonrisa
    Y tu sonrisa vivió
    A su imagen
    Y semejanza.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Un Club en el barrio de la Boca.

 Un lunes tres de abril de mil novecientos cinco, en una banca del parque Solís, en la ciudad de Buenos Aires, se fundaría uno de los clubes más importantes en la historia del fútbol de nuestro continente.

Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Pedro Sana, y los hermanos Farenga -Juan y Teodoro-, cinco jóvenes oriundos del barrio de la Boca, y entusiastas por el fútbol, crearían el Club Atlético Boca Juniors aquella tarde de Abril.

El mote "Juniors" fue agregado, según cuentan los primeros testimonios, a manera de los prestigiosos clubes ingleses, además de que le agregaba algo de rimbombancia al nombre del barrio, que por aquellos días tenía fama de peligroso.

Se cuenta que la firma del acta fue firmada en la Plaza Solís luego de que el padre de Baglietto los corriera de su casa, en donde se llevaba a cabo la primera reunión para formar el club, pues los muchachos tuvieron diferencias y sus discusiones subieron de tono.

Así pues, aquellos cinco jóvenes, hijos de inmigrantes genoveses, verían en la fundación del club, la consolidación de uno de sus mayores sueños en la vida: poder jugar al fútbol en su propio equipo.

Los colores del club serían idea de Juan Brichetto, uno de los primeros socios del Club - y quien fungiera como presidente del mismo en mil novecientos seis, para retomar la presidencia un periodo entre mil novecientos diez y mil novecientos trece-, el cual era trabajador del puente del Riachuelo, y al ver pasar un barco con la bandera de Suecia, pensó en la combinación de colores quedaría bien al equipo, consagrando el azul y el dorado como los colores que identificarían al club; aunque dicha incorporación no vendría inmediatamente, pues Boca Juniors jugaría sus primeros encuentros con diferentes camisetas, hasta el aporte de Brichetto.

El primer partido del club sería enfrentando a la asociación de Football Mariano Moreno, encuentro que ganaría por cuatro a cero.

Así, luego de la apabullante victoria, iniciaría la senda de uno de los equipos más gloriosos del fútbol de América: Club Atlético Boca Juniors.




viernes, 24 de agosto de 2012

Desdén



“I am an antichrist”

Sex Pistols


 El odio ensombrecía su mirada toda vez que la observaba acercarse hacia él: la cadencia de sus caderas, el suave meneo de sus senos, y una boca grotesca de tan grande, le provocaban un ardor en la sangre ,como si de pronto no fuera sino magma apretujando las vísceras de un volcán a punto de reventar. Casi todas las mañanas, cuando abría las puertas de la capilla para que los feligreses entraran a la primera misa del día, la veía caminar a lo lejos, con la decisión de quien ha aceptado un destino sin reclamo alguno. La imagen se repetía en su memoria hasta que ésta quedaba exhausta. Por las tardes, cuando las obligaciones en la capilla terminaban, se consumía meditando en cómo, en algún momento de su juventud, había tomado la decisión de consagrarse a la religión, en qué absurdo instante había pensado en la religión como su vida. “El amor de Dios lo llena todo”, escuchaba día con día en el seminario mientras asistía, como para recordarle que estaba ahí para consagrarse a una vida de privaciones. Sin embargo, cuando la miraba llegar, con sus diminutas faldas, sus tacones altos, y ese olor intenso a perfume, imaginaba su vida sin Dios, imaginaba qué hubiera sido si, en la bifurcación más importante de su vida, hubiera escogido el camino del placer. Y en ese instante sentía que las ropas le estorbaban; la sotana parecía un enorme silicio constreñido a su cuerpo, hiriendo cada centímetro de su deseo. Y volvía a odiarla, odiaba su dicha, su forma de burlarse del destino que él diligentemente había escogido para sí, odiaba también esa cínica manera que tenía de recordarle que Dios no tiene sexo con los mortales. No obstante, la última palabra la tenía él –escogido por Dios para dirigir a una congregación- y entonces buscaba siempre la manera de convencer a sus feligreses de que la perfidia es el pecado mayormente odiado por Dios, que no habría porqué soportar una oveja negra en una comunidad tan pura, tan temerosa de Dios nuestro señor. De que solamente lograrían la salvación expulsando a los lujuriosos y pecadores. Y entonces la gente, inoculada con el discurso del sacerdote, llenaba de menosprecios a la pecadora, esperando que abandonara su morada. Hasta que un día, el sentimiento que el cura había albergado por tantos años, fue apaciguado –mas no extinto- con la desaparición de la prostituta de la colonia.

viernes, 13 de abril de 2012

Prisma




Yo soy un punto muerto en medio de la hora,
equidistante al grito náufrago de una estrella.
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda
me oprime en las vidrieras.

Margaritas de oro
deshojadas al viento.

La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.

El insomnio, lo mismo que una enredadera,
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientras que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.

El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
Prismal, diáfana mía, para sentirlo todo!

Yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.

Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.
Y la locura de Edison a manos de lluvia!

El cielo es un obstáculo para el hotel inverso
refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la champaña,
y mientras las orejas sondean la madrugada,
el invierno huesoso tirita en los percheros.

Mis nervios se derraman.

La estrella del recuerdo

naufragaba en el agua
del silencio.

Tú y yo

Coincidimos

en la noche terrible,

meditación temática
deshojada en jardines.

Locomotoras, gritos,
arsenales, telégrafos.

El amor y la vida
son hoy sindicalistas,

y todo se dilata en círculos concéntricos.

Manuel Maples Arce.


No andaba muerto, pero tampoco vivo...

jueves, 20 de mayo de 2010

Claro! el box...

-A veces me duele que siga doliendo- dijo en un tono melancólico- y mas aún la turbia necedad de recordar el error cometido- agregó mientras se tocaba la costilla rota- que la herida en sí misma.

-Así se aprende a boxear, hijo.

-Si, claro, hablaba del box- dijo, mientras trataba de ocultar una sonrisa mas emparentada con el llanto que con la alegría-...el box.
Y se levantó, seguro de que aquella conversación no daría para más.

sábado, 20 de marzo de 2010

Y también del silencio...


Decía César Vallejo que "hay golpes en la vida tan fuertes...¡yo no sé!", con tan buena fortuna que incluso después de muerto la razón le persigue. Hay cosas en la vida tan, pero tan terriblemente fuertes que no queda otra respuesta más acertada que la duda. Y me pregunto si la duda -así de ambigüa, así de inaceptable- sería un motivo digno para vivir la vida. Es decir, nos cuestionamos: "¿Qué habría pasado si...?" o decimos: "siempre quise hacer esto, pero nunca lo hice..." y la vida, que aún sin estas disyunciones generalmente resulta desgraciada, se nos vuelca como un enigma insondable, una alternativa que murió en aras de una seguridad siempre inestable, y que nada nos predispone a alcanzarla. ¿Es acaso que la vida a sido incluída en otra especie de ecuación? Me explico: la expresión "vivir la vida" -a pesar de que la usé yo mismo- resulta estúpida, ¿a qué viene uno, a "morir" la vida? Hay que dejarnos llevar por la duda en el momento, disiparla, machacarla como la enemiga que es, que se ha introducido en una estructura espeluznante que apela a un proyecto de vida en el que los placeres y el sentir no vienen a cuento.

He dicho.

P.D. Con ustedes, Mister Pavese.